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Que aumentar la productividad laboral es una de las principales preocupaciones de las empresas no es algo nuevo. Las organizaciones buscan rentabilizar su inversión en personal y por ello investigan las fórmulas y herramientas que pueden ayudar a los empleados a ir un paso más allá. Pero, ¿qué ocurre con los trabajadores? La realidad es que ellos también le dan vueltas a este tema y más de una de sus búsquedas en Google se orienta a encontrar tips o consejos para ser más productivos.
Al tratarse de un asunto profesional, lo más habitual es que las recomendaciones para potenciar la productividad sean sobre cómo planificar los horarios y priorizar tareas o cómo vencer a la procrastinación. Es decir, únicamente se centran en el plano laboral y olvidan que los empleados también son personas y que hay una gran cantidad de factores externos y ajenos al trabajo que influyen directamente en él.
Desde la falta de ejercicio y/o descanso hasta problemas familiares que ocupan nuestra mente, pasando por la alimentación que es, precisamente, el tema que abordaremos en este workshop gratuito.
Estrés, tiempos límites, demasiadas horas sentado Durante las ocho horas que conforman la jornada laboral son muchos los elementos que pueden desgastar tanto nuestro cuerpo como la mente. Según advierte la Organización Internacional del Trabajo (OIT), una alimentación adecuada puede incrementar la productividad en un 20%, por lo que resulta básico conocer que alimentos hay que tomar, de qué no hay que abusar y cuáles son las mejores recomendaciones a seguir para mantener una dieta suficientemente equilibrada.
De hecho, existen determinados alimentos que nos ayudan a aumentar la concentración y nos aportan más energía para enfrentarnos a las tareas cotidianas. Esto es, precisamente, lo que después permite potenciar nuestra eficacia en el trabajo. Además, reduce el absentismo laboral, especialmente, el que es consecuencia de enfermedades relacionadas con una alimentación poco saludable.
Pero los beneficios de una alimentación saludable a la hora de realizar nuestro trabajo van mucho más allá. Y es que una vez hemos asumido que comer bien nos ayuda a trabajar mejor, debemos tener en cuenta que esto se traduce en que, a la vez, reducimos el riesgo de sufrir problemas de salud estrechamente relacionados con el trabajo como la fatiga o el estrés, así como otras enfermedades como la diabetes, la hipertensión o la hipercolesterolemia.
Por no hablar de que ciertos alimentos como los pescados grasos y las verduras de hoja verde también pueden ayudar a prevenir la enfermedad de Alzheimer o la demencia.
Orientado a toda persona que desee aportar valor a su equipo a través de la alimentación, a la vez que incrementar la productividad.
Destinatarios: empresarios, áreas de recursos humanos, profesionales de salud que se desenvuelvan en el ámbito laboral, coachs profesionales y de salud, trabajadores, público en general.
Temario
I. Comer, alimentarse, nutrirse
II. Variables psicológicas vinculadas a la productividad
III. Relación alimentación y salud psico-física
IV. Propuestas para el ámbito laboral
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